Desde el 17 al 29 de febrero, Antofagasta es sede de la primera versión del Festival Internacional de Música en el que destacados artistas internacionales se encuentran dictando seminarios y ensayos de gran nivel en el Teatro Municipal.
Sin duda, uno de los músicos más destacados es el brasileño Fabio Brum. El trompetista es dueño de una impresionante trayectoria internacional en países como Brasil, España, Alemania, Portugal y Estados Unidos y embajador de la prestigiosa marca mundial de instrumentos STOMVI.
Dentro de su apretada agenda, que incluyó la participación en el concierto de inauguración del evento, el maestro Fabio Brum compartió parte de su experiencia como músico internacional.
¿Cómo se gesta su participación en FIMA 2020?
– Fue una idea del maestro argentino y productor del festival Jorge Lhez. Lo conocí hace unos 5 años en Brasil en otro festival. Ahí hablamos, nos hicimos amigos y esto trajo como consecuencia que se acordara de mí para ser parte de esta gran iniciativa.
¿Cómo ha sido su experiencia en el Festival Internacional de Música Antofagasta?
– Ha sido muy interesante porque, como es la primera vez, nunca sabemos cómo se van a dar las cosas. Entonces, pensamos que el primer día tendríamos 2 o 3 alumnos y acabaron llegando 12 o 13 y cada día llega gente nueva. La verdad es que la acogida está siendo muy buena y esperamos que de aquí solamente crezca en calidad y en cantidad.
Viendo a estos alumnos y profesionales con ganas de aprender, ¿se remonta a sus primeros años en la música?
– Sí, aunque, como casi todos los brasileños, yo quería ser jugador de fútbol, Mi familia me llevó a pruebas en equipos y, al parecer, yo no servía para aquello. Entonces, al ver mi tristeza, mi abuelo dijo: “bueno, entonces vamos a intentar la música”. Al parecer, tenía más talento para aquello y me enamoré inmediatamente de la trompeta. Ahora la música es como parte de mi vida, de mi cuerpo, de mi alma. No puedo vivir sin ella.
La música le ha permitido vivir y trabajar en distintos lugares, con distintas culturas e idiomas. ¿Qué le han dejado estas experiencias?
– Que la música es el único idioma universal. A través de la música, leyéndola o simplemente escuchándola, los mismos participantes o quienes tocan juntos pueden “hablar” o “conversar”. Es el único idioma que permite eso. Puede ser un chino con un brasileño o un chileno o alguien de cualquier parte del mundo. Entonces, imagínate la importancia que tiene la música.
¿Cree que muchas veces se ve el trabajo del músico en el escenario pero se ignora cuánto trabajo hay detrás de ello?
– Lo bonito de la música es que es el momento presente. En ese sentido, lo que hagamos antes o después no interesa. La gente no tiene idea la cantidad de horas que un músico profesional tuvo que trabajar y superarse a diario para llegar a tocar cuatro minutos en el escenario. O dos horas, también, depende del concierto. Pero lo bonito es el momento presente. Si no estamos concentrados, fallamos. Y lo que se hace una vez ya no se vuelve a repetir.
Ya tiene años de experiencia en escenarios, una carrera reconocida e, incluso, es embajador de los prestigiosos instrumentos STOMVI. ¿Cuánto queda del Fabio Brum que partió ensayando de niño con su abuelo?
– Soy el mismo niño. He pasado por muchos países y muchas escuelas. He tenido muchos profesores, de los más grandes maestros que te puedas imaginar en el mundo. Estados Unidos, Alemania, Francia, España. Y, te digo esto con mucho respeto y desde el fondo de mi corazón: nadie me dijo nada que mi abuelo no me hubiera dicho antes. Lo perfeccionaron, me enseñaron técnicas pero yo sigo siendo el nieto de mi abuelito cuando toco. Y trato de mantener esta sencillez y humildad.
Finalmente, ¿qué palabras le podría entregar a quienes se inician en la música?
– Lo primero es que debe tener pasión por ello. Si escuchas música y no sientes nada, sigue por otro camino. Pero si te apasiona, si te mueve por dentro, entonces es lo más bonito que te va a pasar en tu vida. La música te va a acompañar por siempre.